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Diosceline Camacaro-Martínez

Estación Simón Bolívar

Buenas tardes
                                   señoras y señores pasajeros
en el papel que toman en sus manos
explico con detalle por qué he llegado aquí
                                         con mis criaturas

He cruzado ríos
empezando por el Cabriales desde niña
sin pensar en las piedras desafortunadas del futuro

No tengo frío
Ya han muerto mis samanes

Desde San Antonio del Táchira
he conocido que la frontera es una línea de ropa
                                       en el patio de un vecino

Corrí sin zapatos entre los ramajes del Río Guáitara

Confieso que escondí soles
     en la sombra de un paradero
por temor a morir de una puñalada

Perdonen      quiero descansar un poco aquí
                                       en esta cañada junto a mi madre en huesos
                                                                                      pero no polvo

No tienen que creer en mi relato de muerte
Para ustedes soy otra ofreciendo caramelos

Ustedes reclaman posesiones
confundiéndonos con gritos de centro

Niegan a Bello el poeta AMERICANO
y resucitan cada tanto las zanjas prometidas
¡Pobre gente que muere de frío en el desierto!

No les miento
respiro con dificultad
por culpa del uso excesivo de SALBUTAMOL («Tengo enfisema» dirían las viejas)

Con las manos vacías acepto efectivo

Les repito por si acaso no me entienden
Esta es mi desventura de madre soltera

Se preguntarán
¿Dónde está la ceiba de tus ancestros?
Bueno, soy parte de sus destrozos
Me aparecen como almas en pena
                 en los cantos de la caña recién cortada

He venido hasta acá a este metro
de gente que ama las victorias de la última guerra
Sin afán de mostrar la punzada en la costilla

Solo con verdad de bromelias y República BA NA NE RA (Anota cambur)
Pueden darme
                          lo que salga de sus bolsillos ojalá de sus corazones

Gracias    repito    gracias
                    Es todo lo que tengo que decir.

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