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Hatu G. K.
De cómo se libraría de cadenas y sopapos el prisionero de su torre
Quería ser compositor, mi señor Juez,
ya degollado anduve virtuoso en poco
y faltante en mucho me quiso mediocre y polvo:
yo le agradaba y ella a mí; era idilio de embriaguez.
Tampoco, su señoría, poseo
en estas, pero carezco de manos
ya que mi tacto peca y llevase
la papeleta del acusado.
Porque sueño con las muertes que
no callaron y de par en risa dan,
por testigo doy monedas.
Táñase en mi defensa los buenos lirios.
¿Qué me inculpó al compás y la sazón?
Yo no lo evito, señor, yo explico.
Pintado el zodiaco es quien delata
o los días y las noches parcas vivas
que es mío el canto diezmado.
Una lengüeta de herradura,
mi parlare silabario.
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