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Micaela Paredes Barraza

Elegía no nacida

No sabrás del dolor de haber nacido pájaro
de vuelo y canto huérfano. No tendrás que coser
y descoser los frutos amargos de tu lengua,
padre y madre, hambre y asco, a la carne del tiempo.
No sabrás del deseo que carcome a lo vivo,
del placer de la sombra, de la urgencia del barro
y no habrás padecido el error de tu oscura
crisálida y durmiendo te hallaré en mi latido.


Porque no hay más justicia que secarse hasta el nombre,
no merezco el azul de tu estirpe ni el sueño
prematuro del día que serás para siempre
como triste deseo de un quizás en mi sangre.


Perdóname esta piel despeñada en lo bruto
que defiende a los golpes el derecho a su herida.
Perdóname estas manos empapadas de noche
que no acunan más sueño que su propia renuncia.
Perdóname la mengua de esta luna eclipsada
que es mi cuerpo y no sabe de otro sol que el destierro.
Y mendiga el amor de un cielo hecho de escombros
y comparte su hambre con los dioses del frío.

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