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Micaela Paredes Barraza

Judit

Nadie puede resistir a tu voz.
—Judit 16:14

 

Virtudes, me despido de vosotras para siempre.
—Marguerite Porete

 

Judit canta al borde de la gloria:
“Rescátame, Holofernes, no me obligues
a destrozar en ti lo que no pude
hacer arder adentro de mi pecho”.

*

 

Así me habló en el sueño:
“Córtate la cabeza.
El único enemigo
es y será tu sombra”.

*

 

Aunque no sé tu nombre
ni te llamé, llegaste.
Tu amor es una herida
abierta al que no pide.

*

 

Aguardo en tu crisol
el tiempo propicio.
Aquí los corazones
sangran hasta la vida
o se marchitan
antes de nacer.

*

Yo no pedí estas manos.

¿Quién soy para exigirte explicaciones?
Eres fiel al que no cree
y le ofreces un reino
que nadie desearía.
Con tu sangre hasta los codos
supe lo que es amar
después de haber amado.

*

 

Algo de mí también murió ese día.
No lo hice por mi gente. Menos por ti.
El único dios habla aquí en mi pecho
y tuve que acallarlo por la fuerza.
Hoy brotan nuevas, viejas melodías
y espero por mi voz
en el amor oscuro de quien sabe
que la verdad esquiva la palabra.

*

 

Si el pájaro vuela hacia Dios
y el dios eres tú,
luz de mi sombra,
al dejar descansar
tu cabeza en mis murallas
recobré lo que nunca
supe perdido.

*

 

Hoy es un día feliz.
Ya bebí de tu vino
y tu alegría
como tú lo quisiste.
Y ahora que no puedes
pedirme que te ame
mi cuerpo en ti florece.
La dicha no se finge.
Bien lo sabes, señor,
voz de mi urgencia.

*

 

Antes de que amanezca
repliego mi odio
y te lo ofrezco en silencio
mientras miro tus párpados caídos
ciegos de suficiencia.
Solo quien odia sabe
de cuánto es capaz la ternura
ya disuelta la noche.

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