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Ítalo Berríos

Montamos un viejo Ford del 68

(Mechaiko)

Crecía un sol colérico
mientras zumbaban las carrocerías
Land Rover, Harley Davidson
los viejos Ford destartalados, oxidados.
El sudor en olas nos salaba
nos hacía heder
mientras mascábamos bourbon
y el infierno era lineal como un horizonte en Texas.
Quisimos tenerlo todo y lo perdimos todo
como en un abrir y cerrar de ojos
se pierde el miedo a la muerte,
se pierde el tierno sabor de la vida
se descascaran las yemas de los dedos
cuando se acaricia el fuego.
La cosa era explotarse, chocar los muros del paraíso.
El paisaje era demasiado verde
había que incendiarlo todo
había que borrarlo todo
y empezaríamos por nuestras propias cabezas.

De en una carretera al fin del mundo, 2020,

El Kultrún ediciones, Valdivia.

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